El entrenamiento de un atleta va más allá de su dimensión física. La motivación y el momento emocional en el que se encuentre influyen mucho en las marcas que logra, y por eso la mayoría cuenta con un profesional encargado de darle apoyo. Los coachs mantienen la autoconfianza de sus clientes y desbloquean aquellos puntos en los que se hayan estancado. Las fases del coaching deportivo van del análisis a la victoria: conócelas. ¡Estudia el Máster en Coaching Deportivo!
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Cuando hablamos de coaching deportivo nos referimos a la disciplina que se sirve de diversas técnicas de entrenamiento y desarrollo personal para proporcionar a los profesionales del ámbito deportivo las herramientas necesarias para impulsar su motivación y rendimiento, tanto en los adiestramientos como en las diferentes competiciones a nivel local, regional, nacional o internacional.
El encargado de dirigir estas sesiones es el coach deportivo, que dedicará todos sus esfuerzos a intentar aumentar el rendimiento de los jugadores o deportistas de cara a convertir su esfuerzo y capacidad de trabajo en éxitos deportivos.
Como guía del atleta, el coach tiene que tener un plan de acción claro. Debe liderar al deportista y ayudarle a potenciar sus destrezas, pero también determinar junto a él cuáles son esos objetivos que quiere alcanzar.
Las fases del coaching deportivo parten de una reflexión en la que se toma conciencia de aquello que se persigue. ¿Piensas en acceder a esta disciplina? Te contamos cómo desarrollar con éxito una de estas sesiones de apoyo.
La primera de las fases del coaching deportivo se basa en coger perspectiva. El profesional debe sentarse junto al atleta y dictaminar el punto o puntos en los que quiere superarse.
Hay que tener cuidado y fijarse objetivos reales. Ser demasiado ambicioso en esta etapa puede tener efectos negativos a largo plazo, ya que el deportista acabará desmotivándose.
Estimular los valores del atleta es vital para que empiece a perseguir lo que se haya propuesto. El coach debe aplicar un discurso persuasivo, así como otras técnicas de motivación para que su cliente no olvide por qué desea llegar a la meta.
En este punto, no basta con lo puramente emocional. Un buen coach tiene que disponer de profundos conocimientos sobre entrenamiento y gestión psicológica, que le permitan diseñar el itinerario y las herramientas con las que avanzar hacia sus objetivos.
El siguiente paso tras tener la hoja de ruta clara es aplicarla sobre el terreno. Esta es una de las fases del coaching deportivo más delicadas, y en la que el profesional tendrá que volcar todos sus conocimientos.
Además de impulsar al atleta a explotar todo su potencial, deberá mantenerse alerta para detectar los puntos flojos que pueden lastrarlo. También es importante que trabaje con el deportista la habilidad para gestionar el éxito y el fracaso, contemplando todos los posibles panoramas que pueden presentarse.
Las fases del coaching deportivo se han desarrollado de forma exitosa si el atleta ya no las percibe como un proceso con principio y fin. Que interiorice las dinámicas que ha aprendido es el mayor triunfo que puede conseguir el coach, y el mayor beneficio para su cliente.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los deportistas mantienen a su lado a este profesional para que les apoye, por lo que las sesiones no tienen un remate determinado. Con el tiempo, suele desarrollarse una relación de confianza entre ambos que mejora significativamente los resultados del proceso.
Cualquier persona que participe en las sesiones de un coach deportivo se verá acompañado en un camino de autoconocimiento y control mental que le proporcionará numerosos beneficios, no solo en el ámbito laboral, sino también en su vida privada.
Para aplicar las fases del coaching deportivo de forma satisfactoria, los profesionales echan mano de una serie de herramientas. Se trata de técnicas psicológicas que actúan como impulso a la hora de motivar a los atletas, y que les ayudan a afrontar el cansancio propio de los entrenamientos y las competiciones.
A continuación, exponemos algunas de las más habituales, pero ten en cuenta que hay muchas entre las que elegir. Una formación especializada te dará multitud de estos instrumentos, de forma que puedas combinarlos en función del perfil al que te asistas.
El cerebro no distingue entre lo que es real y lo que no. Por eso, imaginarnos una situación angustiosa tiene consecuencias físicas. La velocidad de nuestros latidos aumenta, se nos cierra el estómago, hiperventilamos…
No parece demasiado bueno, pero puede aplicarse a las fases del coaching deportivo de forma positiva. Haciendo que el atleta se visualice consiguiendo un objetivo o enfrentándose a una dificultad y superándola, estaremos entrenando a su mente para que sea capaz de afrontarlo cuando ese momento se produzca.
Los sentidos son capaces de evocarnos emociones. Y de sentir a hacer hay un paso. La técnica de los anclajes se apoya en esta premisa para espolear al atleta a partir de un estímulo. Por ejemplo, una canción motivadora o un olor que le traiga a la mente un recuerdo poderoso.
La forma más segura de fracasar en algo es que no le encontremos sentido. Los profesionales del coaching lo saben, y por eso suelen trabajar el “para qué” que se esconde tras las metas.
Se trata de conversar de modo reflexivo con el deportista para descubrir el propósito que persigue. ¿Quiere demostrar algo? ¿superarse a sí mismo? ¿ver de lo que es capaz? El verdadero por qué casi nunca es el trofeo.
Solo los profesionales dotados de conocimientos pueden aplicar las fases del coaching deportivo con resultados. Igual que no cualquiera sirve para dirigir una entidad dedicada al deporte, tampoco el apoyo emocional y psicológico puede dejarse en manos poco cualificadas.
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Graduado en comunicación audiovisual y especialista en dirección de arte publicitaria, está especialmente centrado en la creación y redacción de todo tipo de contenidos sobre videojuegos, tecnología y sector audiovisual. Ha colaborado como redactor para diversos medios especializados en videojuegos como Revista Morcego, Monotema, Alfabetajuega y Guardadorapido. Además, también ha trabajado como redactor de noticias y creando contenido para redes sociales para la Universidad de Vigo.